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Historia de la casa


El origen de Casa Roseta coincide con los primeros pobladores de la localidad de Riglos, allá por el siglo XI, según rezan las escrituras de 1913 que aún conservan Juan y Montse, sus actuales propietarios. Formaba parte de una gran estructura que ocupaba toda la manzana, una de las más antiguas del pueblo, y que posteriormente fue dividida por efecto del reparto de herencias. Rosa Carasol, dueña de la casa durante los primeros años del siglo XX, dio nombre a lo que hoy es un nuevo alojamiento rural, único de este estilo en el pueblo.

Tras más de cinco años de cuidadas reformas, Casa Roseta se ha convertido en una entrañable vivienda rural, situada en el centro del pueblo, al pié de unos imponentes mallos que alcanzan hasta 300 metros de altitud. Montse y Juan, con entusiasmo y dedicación, han rehabilitado con sus propias manos este edificio, desde las labores de albañilería hasta las de pintura, y han decorado cada rincón de Casa Roseta con esmero, siguiendo el estilo rústico de la zona y con algunas antigüedades que han rescatado del pasado de la vivienda. Cada estancia ha conservado el sabor de la historia de la casa, pero le han otorgado un aire alegre y colorido.

En un amplio espacio abierto de 180 m² situado frente a la casa, separado por una estrecha calle sin circulación han puesto especial esmero en crear un ambiente acogedor que pueda disfrutarse en cualquier época del año. Un jardín repleto de árboles frutales y flores, y un enorme porche en el que han construido un hogar para hacer fuego y un horno árabe en el que se puede cocinar desde un exquisito cordero hasta unas gustosas pizzas caseras.

Hay que destacar que las diferentes estancias de Casa Roseta albergan la colección privada más amplia del genial y prolífico artista zaragozano Ricardo Santamaría, nacido en 1920. Fundó y formó parte del denominado Grupo Zaragoza, el primer colectivo autónomo de creadores aragoneses que, según los expertos, configuraron una de las más originales aportaciones aragonesas a la historia del arte contemporáneo español. Santamaría, buen amigo de la familia propietaria de Casa Roseta, se afincó en Riglos en los años 60 antes de exiliarse en Francia, y cedió a Juan y Montse las obras que ahora cuelgan de sus paredes.

De esta forma, este alojamiento rural aúna arte contemporáneo e historia, naturaleza, tranquilidad, gastronomía, bienestar y mucha vida. Pero si algo define por encima de todo a sus propietarios es la HOSPITALIDAD con mayúsculas. Juan y Montse, y sus vecinos de Riglos lo conocen bien, siempre se han desvivido por atender a todo aquel que llega a su puerta y le hacen sentir como si fuera de la familia. Un valor añadido que agradecen los visitantes de Casa Roseta y que les convierte en fieles clientes.

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